En Estados Unidos, cuando existe algún pronunciamiento publico sobre las raíces cristianas del país o alguna referencia a la primera enmienda, comienza un debate intenso sobre el carácter cristiano de esta nación.
Por una parte se encuentran las personas que consideran que cualquier mención de Dios o religiosa, de manera pública, amenaza la libertad religiosa, y pretende convertir a todos los habitantes en cristianos. Para fortalecer su pensamiento, argumentan que los fundadores de la nación eran Deístas y buscan dentro de voluminosos escritos alguna cita que fundamente su pensamiento, la cita más utilizada es la pronunciada por Jefferson en la carta a la Asociación Bautista de Danbury en el año 1802, cuando habló sobre “La construcción de un gran muro que separa el estado de la iglesia”
Por otra parte, se encuentran todos aquéllos que sostienen que el país se fundó con un estricto sentido cristiano y así debería continuar siendo. Con excepción de un par, los fundadores fueron cristianos ortodoxos, que vieron nacer una nación cristiana y donde floreció una de las economías más importantes del mundo hoy en día. Estos defensores del cristianismo, al igual que sus opositores, buscan en cartas y escritos menciones donde se haga referencia a Dios para probar la devoción de ellos por el cristianismo.
Hall, estudioso político y teólogo, dice que la nación sí tiene un origen cristiano, por lo tanto es llamada una nación cristiana, sin embargo la división entre el estado y la iglesia es clara y menciona tres puntos que refuerzan su pensamiento:
- Todos tienen derecho a la libertad religiosa, no cristianos y cristianos por igual.
- El gobierno del país, no puede tener una iglesia oficial.
- Mencionar a Dios o hacer referencias religiosas en arenas públicas es apropiado