Dios tiene una historia por consolar a su gente. Dios promete proteger, consolar, fortalecer y guiar a aquéllos que lo aman; aquéllos con los que Él tiene una relación personal. Esto incluye al cristiano creyente.
Dios tiene el control. A veces no entendemos el plan de Dios, pero Él está controlando y manejando todo por el bien y por Su gloria. Es una promesa de la palabra de Dios.
Los cristianos no deben permitirse comenzar a pensar que Dios les está otorgando su bondad porque la merecen. No debemos pensar que de alguna manera, Dios nos salvó mediante Su poder, sino que iniciaremos a partir de éste y viviremos una vida cristiana con nuestro poder. Somos dependientes de Su amor y de Su gracia.
Cuando la gente de que nosotros servimos al señor, y que nos observan lidiar con nuestras dificultades y decepciones mediante la confianza en Dios, ven que nuestra fe es real. Confiar en Dios en los tiempos difíciles es un testimonio para el mundo.
Jesús es nuestro refugio en los tiempos de decepción. Las palabras de Jesús, y las palabras acerca de Jesús, deben ser de gran confort para el creyente que está experimentando una decepción. “Estas cosas les he hablado para que en Mí tengan paz. En el mundo tienen tribulación; pero confíen, Yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). En este versículo, Jesús les dice a sus discípulos que no hay duda de que ellos experimentarán problemas en sus vidas. Sin embargo, también les promete que Él es más poderoso que cualquier cosa que puedan encarar.
Así que, ¿cómo debemos manejar una decepción? Debemos entender que:
- Dios reconforta a su gente.
- Dios tiene todo bajo control.
- Dios a veces utiliza las decepciones para hacer que nuestros corazones se vuelquen hacia Él.
- Dios a veces utiliza las decepciones como una prueba de Su suficiencia cuando confiamos en Él en nuestros tiempos difíciles.
- Jesús es nuestra fuerza y nuestro refugio en las buenas épocas y en las malas. Nadie es más poderoso que Él y nadie nos ama más que Él.