Cómo escoger las alfombras

¿Piensa poner en su casa una alfombra? ¡Fantástico! Es una solución muy elegante para cubrir el piso. Pero ¡espere un momento! ¿Está segura de que sabe todo lo necesario sobre las alfombras? Lea estos consejos, y se enterará de cosas ¡útilísimas!

Para empezar, ¿piensa usted que su única opción es una alfombra de color “encubridor” para disimular las man­chas que se producen con el uso? Pues está en un error. Las más nuevas tecnolo­gías permiten a los fabricantes hacer ma­ravillas. En la actualidad hay alfombras resistentes al polvo y a la suciedad ¡de todos los colores! De este modo las nue­vas alfombras resultan no sólo más dura­deras, sino también más atractivas que nunca, y usted tiene a su disposición una amplia variedad donde escoger.

Materiales más usados

Lana. ¿Cuál es su principal objetivo? ¿Una alfombra preciosa y bien duradera? Cómprela entonces de lana, una fibra natural, teniendo en cuenta sin embargo que es el material más costoso, y que la alfombra resultaré menos resistente a las manchas y a la suciedad que las más modernas de materiales sintéticos.

Nilón. Las alfombras de nilón son resis­tentes al polvo, y generalmente han sido tratadas para controlar la estática. Aun­que tampoco son las más económicas, resultan muy duraderas. Las más nuevas están entre las de mejor calidad que se consiguen en el mercado, ya que toman el color estupendamente, no destiñen ni se decoloran y son muy resistentes a las manchas y al desgaste.

Poliéster. Las alfombras de poliéster son menos costosas, pero también menos duraderas, que las de lana o nilón. Resul­tan perfectas para las habitaciones de menos tránsito (donde lógicamente se desgastan menos), o en sitios donde ten­gan mucha importancia el color y el esti­lo. El poliéster es resistente sólo a las manchas solubles en agua.

Acrilico. Las alfombras hechas de mate­rial acrílico pueden parecerse mucho en la textura a las de lana, pero son bastante menos costosas. Como en las de poliés­ter, sólo se pueden eliminar de ellas las manchas solubles en agua.

¿Alfombras más limpias?

Aunque algunos materiales se ensucian menos o son más fáciles de lavar que otros, la textura misma de la alfombra también tiene mucho que ver en este sentido. Por ejemplo, algunos fabrican­tes han sacado al mercado alfombras con una fibra tan diminuta que sólo puede verse bajo el microscopio. La aspereza del tejido “atrapa” las partículas de pol­vo y las mantiene en la superficie de la alfombra, donde la aspiradora puede re­cogerlas con facilidad.

También hay otros tipos de alfombra de fibra más larga y con menos filamentos, lo que hace menor el área superficial donde el polvo puede esconderse. De este modo la alfombra es más resistente a la suciedad y más fácil de limpiar.

Otra cosa que también se pone en prác­tica por ciertos fabricantes es emplear calor intensivo en algunas de las hebras para “aislar” el retorcido de cada fibra. Lo importante de todo esto desde el pun­to de vista práctico (el que por lo regular interesa al ama de casa), es que no se marcan en la alfombra, o se marcan muy poco, las huellas de pisadas o de objetos y no se “sombrean” algunas áreas estro­peando la belleza del diseño.

Por otra parte, los nuevos tratamientos químicos que se les dan en la actualidad a les materiales evitan el desarrollo de las bacterias causantes de ese peculiar olor que a veces toman las alfombras. Y si alguna cosa se derrama sobre ellas, di­cho tratamiento impide también que se formen olores intensos o desagradables.

¿De qué color?

¡De cualquiera! Como es tan fácil hoy mantener limpias las alfombras, se ha abierto un gran número de opciones que antes resultaban poco prácticas. ¿Que le gustan los colores pasteles? Tiene enton­ces donde escoger-, desde el rosa más pálido hasta los tonos suaves del meloco­tón, pasando por el azul celeste. Abun­dan también los matices brillantes con texturas o diseños interesantes. En fin, que puede alfombrar la casa de su color favorito ¡aunque sea el blanco!

Sin embargo, es importante que recuer­de una cosa: el propósito de las alfom­bras es generalmente realzar los muebles y los accesorios y servirles de fondo. A no ser que se trate de una alfombra muy especial que quiera convertir en el centro de la decoración, es preferible que se decida por un color suave y un diseño poco llamativo.

Al escoger el color, tenga en cuenta que los tonos claros hacen aparecer los espa­cios más amplios, sobre todo si se conti­núan en las paredes y el techo. Las al­fombras de tonos ricos y cálidos, en cam­bio, hacen que una pieza de gran tamaño parezca más íntima y acogedora.

Si tiene niños pequeños, seguramente su alfombra sufrirá más estragos. En ese caso, es conveniente que se decida por una multicolor, con un diseño sutil y una textura áspera e irregular.

Texturas

Hay muchas clases de texturas diferen­tes, pero en general cuatro grandes tipos principales: alfombras de pelillo con ga-zadas parejas o disparejas, y alfombras con pelillo cortado parejo o disparejo. Las que tienen gazadas son muy durade­ras y de fácil mantenimiento. Las de pelillo cortado tienen una textura suave y una apariencia lujosa.

  1. El pelillo está formado por gazadas uniformes. En la mayoría de las alfom­bras de este tipo, la hebra principal co­mienza en una gazada.
  2. Pelillo de gazadas a distintos niveles. La textura se puede cambiar variando el alto de las gazadas.
  3. Pelillo cortado en forma pareja, lo que da (si el corte es alto) una textura atercio­pelada o afelpada.
  4. Pelillo de corte desigual. Una vez que se ha cortado el pelillo, la hebra puede quedar recta o retorcida.

Características principales

Las alfombras de gazada uniforme tienen una superficie apretada y algo áspera. Resultan muy duraderas, ya que son re­sistentes, disimulan las pisadas y se lim­pian con facilidad. Resultan, no obstan­te, menos elegantes que otros tipos.

Las que tienen las gazadas disparejas se prestan para diseños que parecen escul­pidos. Este tipo de alfombra es probable­mente el más encubridor de todos, ya que disimula muy bien el polvo y la sucie­dad. En cambio, es menos resistente que el anterior.

Las alfombras de pelillo cortado unifor­memente son lisas y dan la sensación de estar pulidas, pero tienen el inconve­niente de que muestran enseguida las huellas de pasos. Si el pelillo está corta­do alto, como en las aterciopeladas o afelpadas, le da un toque de lujo a cual­quier pieza. Este último tipo, sin embargo, no debe usarse en áreas de mucho tránsito, ya que el pelillo se deslustra y se aplasta fácilmente, y resulta algo difícil de limpiar con la aspiradora.

Las alfombras de pelillo cortado y torcido presentan un acabado lujoso en la super­ficie, con una consistencia firme en la parte interior. Muestran menos las pisa­das que las de pelillo cortado parejo y suelen ser más duraderas. Si tienen el pelillo muy retorcido son particularmen­te resistentes, y esconden bien las hue­llas de pisadas, la suciedad y el polvo.

También hay alfombras con una textura en que se combinan las gazadas y el pelillo cortado. Aunque se ven más lujo­sas que las de gazada uniforme, son más difíciles de conservar limpias y muestran más las huellas de pisadas.

¡No economice en el relleno!

La guata que se coloca por debajo, como relleno, están importante como la misma alfombra. Adquiérala de la mejor calidad posible, y lo suficientemente gruesa para que sirva de protección a la alfombra.

Si el relleno es muy delgado, el peso de los muebles y de los movimientos de las personas cae de lleno en la alfombra y ésta se va deteriorando con rapidez, so­bre todo en las áreas de más tránsito. En muchos establecimientos la guata o relleno y la instalación están incluidasen el precio de la alfombra.

Una prueba que no está de más

Si lo que busca es una alfombra bien duradera, poco propensa a aplastarse con el peso, deberá fijarse en el número de hebras que hay en cada metro cuadra­do. Mientras más tenga, más densa y resistente será la alfomra. Las alfombras de gazada deben tener unos 980 gramos (35 onzas aproximadamente) por metro cuadrado; las de pelillo cortado unos 1,400 gramos (alrededor de 50 onzas). Esta información por lo regular se en­cuentra en la etiqueta de la alfombra, o se puede averiguar en la tienda.

De todas formas, si quiere hacer una prueba que da buen resultado, doble ha­cia atrás una esquina de la alfombra y observe la porción del reverso que logra exponer. Mientras más densa o compac­ta sea la alfombra (y por tanto más dura­dera), más difícil le será doblarla y menor porción quedará expuesta del reverso.

El cuidado de las alfombras

¿Ya tiene en casa la alfombra que quería? Muy bien. Pero ahora, para que le dure mucho, ¡no deje de prestarle la debida atención! Pásele la aspiradora al menos una vez por semana, haciendo énfasis en las áreas de mayor tráfico. Cuando vea que la limpieza con la aspiradora no la deja “como nueva”, es que ha llegado la hora de darle un buen champú o de man­darla a limpiar profesionalmente.

Métodos de limpieza. Aparte de la limpie­za semanal con la aspiradora, las alfom­bras deben tratarse con champú aproxi­madamente una vez al año. Los champús favoritos son por lo general los que se atomizan, muchas veces en forma de espuma, y los que no requieren frota­miento. Estos tipos de champú son rápi­dos y no se necesita un equipo especial para su aplicación (sólo una buena es­ponja y un cubo). Otra ventanja es que una vez que las alfombras se han limpia­do con esos productos se puede caminar casi enseguida sobre ellas.

También hay champús líquidos que se aplican con máquinas especiales, que pueden alquilarse para la ocasión. Y es­tán, por supuesto, las limpiezas al vapor, que requieren un equipo especial (que también se alquila). Las limpiezas de este último tipo muchas veces se encar­gan a profesionales, y por lo regular no se puede caminar sobre la alfombra por va­rias horas después de realizadas, hasta que el tejido esté bien seco.

Antes de comenzar. Antes de aplicar a su alfombra un champú, del tipo que sea, es aconsejable que pruebe con una canti­dad reducida en una esquina o área poco visible. Frote el champú sobre la alfom­bra con un paño blanco humedecido en agua. Si las fibras de la alfombra no destiñen, el color no pasará al paño y podrá entonces proceder a aplicar el champú siguiendo las instrucciones del fabricante. Si, por el contrario, el color pasa al paño, es señal de que se destiñe y es entonces preferible que use un limpia­dor en forma de polvo. Si necesita un champú más fuerte, lo mejor es que en­cargue la tarea a un profesional. Para evitar las manchas en los muebles al aplicar el champú, coloque pedazos de papel encerado o bolsas plásticas debajo de las patas de todas las piezas que no van a sacarse de la habitación.

Sobre el artículo

Categorias: Casa
Ultima modificación: 06/22/2012