El primer paso consiste en prever la cantidad de pasta que se necesita, un cálculo que puede parecer sencillo, pero en el que es habitual errar. Para no equivocarte, lo mejor es que peses la pasta en crudo, sin preparar, calculando a razón de 60 gramos de por persona.
Si se trata de macarrones enteros, hay que cortarlos en trozos pequeños antes de hervirlos. Otros vienen ya cortados. En cualquier caso, hay que poner al fuego una cazuela con abundante agua y sal, y solo después de que ya haya roto a hervir, echar los macarrones. Sin que deje de hervir el agua en ningún instante, baja el fuego para que no se salga el agua y déjalos cocer un tiempo que dependerá de tu gusto y de la marca de pasta que estés utilizando, aunque como norma serán entre 10 y 15 minutos. Si quieres hacerlos al gusto italiano, probablemente no debas hervir la pasta ni un segundo más de lo que indica el paquete, porque en Italia la pasta se toma bastante menos hecha que en otros lugares vecinos, como en España. Después de cocidos, escúrrelos en un colador grande y pásalos por debajo del grifo de agua fría, para que se suelten.
Si preparas spaghetti, la cocción es básicamente igual que la de los macarrones, solo que no se pasan por agua fría al final, de modo que es muy conveniente que terminen de cocerse justo antes de que se vayan a servir, y luego colocarlos en platos precalentados, para que no se enfríen.
Hay quien añade un chorrito de aceite en el agua de cocción para que la pasta no se pegue. No es imprescindible, pero puedes probar.