En muchos casos, la mayoría de las personas pueden estar padeciendo de alguna enfermedad cardiovascular o cardiopatía no diagnosticada, cuya invisible presencia, puede volverlos más proclives a que, en algún momento de sus vidas, sufran de muerte súbita, la cual puede sucederle a deportistas o a cualquier persona que esté o no en constante actividad, sin importar la edad que tengan, soliendo ser el detonante de esto el sobre esfuerzo físico.
En el caso de los atletas de corta edad, el padecimiento cardíaco que resulta en muerte súbita es de origen congénito como la fibrosis miocárdica post miocarditis, la cardiomiopatía hipertrófica, la hipertrofia ventricular izquierda, la displasia arritmogénica, la miocardiopatía dilatada, anomalías congénitas de las coronarias y padecimiento de la válvula de la aorta (valvulopatía).
Con respecto a los atletas de más años, éstos suelen presentar ateromas en las arterias que dificultan el funcionamiento eficiente y normal del corazón, derivando en un infarto cerebral o de miocardio. A pesar de que en la mayoría de las ocasiones, son éstas las causas identificadas posterior a la muerte súbita, existe un cierto porcentaje (10%) de casos que no pudieron ser explicados no obstante una autopsia exhaustiva.
Entre las disciplinas deportivas más afectadas por esta situación están la gimnasia, el fútbol y también el ciclismo, que por lo evidente de la intensidad del esfuerzo físico que implican, pueden ser detonantes de una muerte súbita, en los casos de padecimientos no identificados con anterioridad.
Para conocer si existe la posibilidad de una persona pudiera llegar a sufrir de muerte súbita, es esencial que se realice, además de los estudios generales hechos por el médico, aquellos que verifiquen el estado del corazón como un ecocardiograma, e igualmente indagar por antecedentes en miembros de la familia, que puedan dar algún indicio del algún problema cardíaco que pueda llevar a este desenlace, de manera a prevenirlo.