Es posible optimizar el uso inteligente de la luz en el hogar o en el trabajo con el objetivo de conseguir espacios perfectamente iluminados y al mismo tiempo lograr el correcto ahorro energético.
En muchas partes del mundo se ha ido haciendo un cambio paulatino hacia las bombillas de bajo consumo, sobre todo en la Unión Europea, en donde se aprobó una propuesta de la Comisión de sus miembros para restringir las bombillas incandescentes convencionales.
Para elegir entre muchas opciones, puede que sea necesario que conozcas el tipo de bombillas que actualmente puedes encontrar en el mercado.
BOMBILLAS INCANDESCENTES.
Son las bombillas de toda la vida, esas que tienen un filamento en su interior y que suelen calentar a gran temperatura. Aunque su precio no sea elevado, el alto costo puede verse perfectamente reflejado en la factura de la luz, ya que consumen mucha electricidad. Emiten una luz con tonos cálidos muy agradables. También suelen ser de poca duración.
BOMBILLAS FLUORESCENTES.
Se pueden encontrar en diversos formatos y tamaños, pero los más comunes son en forma de tubo o parecidas en su forma a la bombilla incandescente. Son las bombillas que tienen mayor durabilidad y consumen muy poca energía, por lo que son altamente recomendables en el hogar, aunque quizás no puedan emitir una luz más intensa que las primeras, pero si brinda una luz más suave. Actualmente se pueden conseguir en tonalidades blancas o cálidas.
BOMBILLAS HALÓGENAS.
La luz que emite suele ser muy blanquecina y potente, por lo que pueden ser recomendables para salones de fiestas, teatros o museos. Pero también hay que recalcar que son una fuente intensa de calor, por lo que es recomendable colocarlas a una distancia considerable de las personas. Suelen ser de pequeño tamaño aunque son unas de las más caras en el mercado.