La vida nos enfrenta día a día a situaciones por demás difíciles de resolver, poniendo en jaque nuestra inteligencia, temperamento y rapidez en resolución de problemas. Salir de ellas invictos es, sin dudas, un desafío a nuestro propio destino: ¿Quién no se ha enfrentado con la necesidad de resolver en una milésima de segundo el intrincado problema de quitarse la camiseta para que no se moje a la hora de rescatar un niño a punto de ahogarse de camino al trabajo? Te daremos aquí el truco infalible para salir triunfante de esta situación que podría estar surgiendo en cualquier momento aunque, si pensabas aprender este truco sólo para sorprender a tu chica, tampoco estaría nada mal.
La clave es la coordinación de los movimientos y la relajación de los músculos. Si es necesario, practica una y otra vez hasta naturalizar el ejercicio completo. Recuerda: el éxito de todo gran objetivo implica esfuerzo y constancia.
Harás con el brazo de tu mano más hábil un medio círculo desde el codo del brazo contrario que, relajado, debe dejarse guiar por el movimiento del brazo activo, pasando por delante de tu cabeza con el brazo extendido y dejándolo caer naturalmente, por último, sobre el lateral, como si nada hubiese sucedido.
Ahora bien: al llevar el brazo activo al codo contrario, debes jalar rápidamente del extremo de la manga de tu camiseta a medida que el brazo va extendiéndose en el aire, haciendo que se desprenda rápidamente del cuello y la cabeza. Justo cuando el brazo activo haya llegado a marcar un ángulo de noventa grados hacia el cielo, la camiseta habrá sido extraída casi por completo y el brazo pasivo habrá caído relajado y desnudo para terminar de observar tan mágica destreza de su contrario. Desde las alturas, sólo quedará entonces dejar caer libremente y por su propio peso el brazo activo extendiendo la relajación a todos sus miembros. La camiseta, suelta ya, habrá seguido su movimiento y descendido impulsada por éste hasta el suelo.