Con el surgimiento de la electricidad, los órganos eléctricos se volvieron más económicos y una alternativa más práctica para los pesados y costosos órganos antiguos. Con el paso de los años, los avances tecnológicos han tenido una diversidad de impactos importantes en el funcionamiento de los órganos. Los primeros órganos utilizaban una serie de ruedas giratorias magnéticas para producir un tono. Hoy en día, los órganos digitales producen el sonido a partir de archivos de memoria almacenados en una computadora.
Los antecesores de los órganos eléctricos producían sonidos controlando y manipulando las ondas sonoras utilizando una técnica llamada como síntesis aditiva, esos instrumentos utilizaban ruedas que generaban tonos y que eran manejados manualmente para producir frecuencias sonoras que eran medidas y amplificadas por un sistema de barras deslizantes, bombas y topes.
En general, una nota en los primeros órganos eléctricos consistía del tono fundamental y un número de armónicos -la variedad de las frecuencias producidas del tono fundamental. El tono fundamental es la nota base a partir de la cual todos los otros tonos se derivan. Si se toma como referencia las seis cuerdas en una guitarra, cada cuerda representa un tono fundamental. Cuando se presionan distintas partes en la cuerda, se producen distintos tonos una vez que la cuerda se agita. Este mismo concepto se aplica a los primeros órganos eléctricos. Estaban equipados con frecuencias de tonos fundamentales con números armónicos que alteraban las octavas de los tonos de base para cubrir el rango de notas en el órgano.