En todo el mundo existen organizaciones que nuclean a los profesionales nutricionistas y también a los dietistas, habiendo entre todos ellos hecho un consenso y llegado a esbozar o compilar todos aquellos códigos o valores éticos que deben ser el eje direccional primordial y predominante en su delicada labor de tratar la alimentación, y por ende salud, de quienes solicitan su asistencia.
Estos códigos éticos son
■ Preservar ante todo la salud integral de las personas a quienes se asiste.
■ Cada acción que se realice, por parte del profesional nutricionista, debe exclusivamente estar motivada hacia el máximo bienestar de la persona que solicita su ayuda.
■ Resguardar, con la más suma consideración, la información confidencial que vaya generando las sucesivas consultas, y la historia clínica de los pacientes.
■ Llevar una conducta intachable, con gran respeto hacia los pacientes y hacia la salud misma.
■ Mantenerse constantemente actualizado con los últimos descubrimientos, avances o incluso retrocesos de la ciencia, manteniendo siempre el criterio con respecto a la información. De eso dependerá al final del día, la efectividad de los tratamientos.
■ Al tratar a un paciente, recurrir a todo el bagaje de información y experiencia que se ha ido adquiriendo con el tiempo, notando y actuando sobre la necesidad de derivar a un diferente profesional, tal vez de otra rama.
■ Ser íntegros en todo sentido, protegiendo a los pacientes de cualquier negligencia o mala praxis que esté realizando otro colega. Evitar el marketing engañoso que busca timar a las personas.
■ Tratar con respeto, no discriminar a ninguna persona, menos aún a un paciente, apoyándolo en todo momento, incluso a su familia si fuese necesario.
■ Ser organizado, registrando detalladamente a todos los pacientes y sus historiales médicos.
■ Mantener una fluida comunicación.