Lucir una sonrisa perfecta implica, al mismo tiempo, el estado de salud óptimo de toda la dentadura, acompañada de unos dientes blancos, que representan no sólo el cuidado bucal sino también el hecho de poder sonreír con la confianza de que el aspecto de nuestra sonrisa es el mejor posible.
El blanqueamiento dental es un procedimiento que debe realizarlo un profesional para que los resultados sean buenos, en donde se busca ir disipando paulatinamente las manchas de los dientes, para ir alcanzando el blanco natural de los mismos.
Hay muchos factores que conllevan a que la tonalidad de los dientes vaya cambiando, siendo uno de ellos el mismo tiempo, el consumo de ciertos productos alimenticios con colorantes, también el vino tinto, el té y el café y el tabaco.
La acumulación de sarro da un tono amarillento a la dentadura, también antiguos empastes e incluso las infecciones por caries pueden hacer que los dientes cambien de color e incluso se oscurezcan notablemente.
También ciertos estados de salud, y medicamentos (como la tetraciclina) que sean utilizados para tratar estas enfermedades, pueden llegar a crear manchas en los dientes.
Durante el blanqueamiento dental se utiliza como agente blanqueador el peróxido de carbamida, en donde el oxígeno logra traspasar la superficie del diente conocida como esmalte, y retirando al mismo tiempo todas las manchas que se encuentran justo bajo la misma.
Generalmente el dentista, antes de proceder con el blanqueado de los dientes, verifica que toda la dentadura esté sana, es decir, que no tenga caries y requiera primero ese tratamiento. Luego, dependiendo de la necesidad, se irán pautando citas, en donde se irá realizando paulatinamente el tratamiento.