Uno de los más importantes componentes alimenticios que necesita nuestro cuerpo son las moléculas (aminoácidos) de proteínas, indispensables para que nuestro organismo se mantenga saludable y en óptimo funcionamiento, pues éstas son esenciales para la regeneración y creación de los tejidos del cuerpo como los músculos, la piel, los órganos y los huesos. Por esta razón es imprescindible consumirlas todos los días pues el organismo no puede generarlas ni tampoco almacenarlas.
Las proteínas están clasificadas en dos grupos, que son las proteínas completas y las proteínas incompletas. La principal fuente de las primeras son las que provienen de los animales, como la leche y sus derivados, la carne y los huevos, suministrando los aminoácidos esenciales (durante la digestión de las proteínas) que el propio organismo no elabora.
Con respecto a las proteínas incompletas, la fuente principal de éstas son ciertos granos y vegetales, siendo denominadas incompletas porque suministras solamente algunos de los aminoácidos que el organismo requiere, siendo preciso incluir otros alimentos para complementarlas (esto para las dietas vegetarianas).
Al intentar consumir mayores cantidades de proteínas, usualmente las personas suelen cometer el error de ingerir sólo aquellas de origen animal, ignorando o pasando por alto, el riesgo de la consumición excesiva de grasas, lo que inevitablemente perjudicará la salud de las mismas, aumentando el riesgo de padecer de problemas cardiovasculares, el aumento del colesterol, mal funcionamiento de los riñones, enfermedades de los huesos, etc.
Ante todo, una dieta equilibrada, debe serla en todos los sentidos, incluyendo en primer lugar las proteínas de origen vegetal, complementándolas con las de origen animal, para evitar la ingesta de grasas y su vez, ayudar al organismo, gracias a los vegetales, a ir desintoxicándose a medida que va nutriéndose de lo que necesita. Tampoco se debe olvidar consumir abundante agua y realizar ejercicios con cierta frecuencia.