¿Por qué comemos lo que comemos?

Nos hemos acostumbrado a oír decir que “somos lo que comemos”, lo que es cierto aunque solo parcialmente. El organismo humano es el resultado de la expresión altamente regulada de nuestros genes y nuestro patrimonio genético es a su vez el resultado de millones de años de un proceso evolutivo constante y que aún continúa.

Para entender el proceso evolutivo de nuestra alimentación, lo más adecuado y didáctico es dividir este proceso en cinco etapas.

La primera etapa transcurrió entre el final del Mioceno y el comienzo del Plioceno, hace quince millones a seis millones de años atrás. Nuestros antepasados, cuadrúpedos pequeños, muy similares a un chimpancé actual, vivían en un ambiente de bosque tropical lluvioso. Alimentarse no costaba gran trabajo.

En la segunda etapa hace cinco millones de años atrás las condiciones climáticas en la tierra comenzaron a cambiar. El alimento fue cada vez menos abundante, comenzaron largas sequías que disminuyeron primero el follaje y después la vegetación. Presionados por la escasez de alimentos, comenzó una etapa trascendental en el proceso evolutivo, la bipedestación.

La tercera etapa hace cuatro a dos millones de años nos obligó paulatinamente a derivar en el carnivorismo, primero como carroñeros y posteriormente como verdaderos cazadores. Su cerebro, mejor nutrido, creció en tamaño. De esta forma, la imposición de los cambios ambientales forzó a nuestro antepasado, entre otros cambios, a un sorprendente desarrollo cerebral.

En la cuarta etapa un millón y medio de años atrás la etapa evolutiva caracterizada por una notable disminución de la temperatura terrestre, por el retroceso de los mares, y por el aumento del hielo en los casquetes polares. La vida era mucho más difícil.

En la quinta etapa (cien mil años hasta hoy día) el Homo ergaster, dotado de un cerebro mayor, es capaz de utilizar utensilios para cazar.

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Categorias: Salud
Ultima modificación: 10/02/2013