La recolección del heno requiere cortar de una planta forrajera o de pasto permitiendo que se seque completamente antes de ser recogida y embalada. Este proceso puede realizarse a mano, pero se hace mucho más fácil con ayuda mecánica. Los rastrillos reúnen y rodan el heno parcialmente seco, permitiendo que la parte inferior seque y así previniendo la pudrición. Hay varios tipos de rastrillos para el heno, cada uno con sus propias ventajas y desventajas.
Barra paralela
El uso de las barras paralelas para el heno es muy común. Con éste se produce la tasa de pérdida de heno más baja, especialmente cuando rastrillamos heno de leguminosas. Un rastrillo de barras paralelas para el heno, tira de éste en una forma llamada hilera, que posteriormente es muy fácil para la empacadora recoger, una vez se haya secado completamente. Estos rastrillos poseen velocidad variable y funcionan con una base de accionamiento hidráulico.
Rastrillo giratorio
Los rastrillos giratorios o rotativos hacen algo más que rastrillar el heno. También esparcen el heno para que el secado se produzca con mayor rapidez y eficiencia. Este tipo de rastrillo es más caro que otros tipos de rastrillos, y su complejidad mecánica los hace más propensos a romperse. Sin embargo, se produce un heno limpio y son más eficaces cuando las filas de heno se necesitan volver a rastrillar, proporcionando una mejor recogida y un producto final de mayor calidad.
Rueda
Los rastrillos de rueda son los más rápidos y de uso más frecuente para ahorrar tiempo y dinero. Se puede operar a velocidades más altas que otros tipos de rastrillos. Desafortunadamente, también pueden recoger piedras y tierra junto con el heno, resultando en la contaminación del heno. Esto hace que el producto final sea más difícil de utilizar para la alimentación, y reduce la calidad general del heno. También producen una hilera de menor calidad, menos consistente que otros tipos de rastrillos.