Cuál es el tratamiento para el síndrome de ojo de gato

El Síndrome de Lenz, conocido en el argot popular como “síndrome de los ojos de gato” consiste en una enfermedad poco frecuente y en extremo extraña de encontrar. Recibe su nombre por la malformación ocular que presentan quienes la tienen, pero que en realidad está acompañada de otras afectaciones mucha más serias que la de la vista.

La enfermedad es provocada por una anomalía cromosómica y se sitúa dentro de las aneuploidías, o sea, a aquellas circunstancias en las que se encuentra alterado el número de cromosomas. En el caso específico del Síndrome de Lenz, se trata de una duplicación invertida o trisomía parcial del cromosoma 22.

El síndrome de los ojos de gatos constituye una enfermedad presente en el individuo desde su nacimiento y afecta a varios órganos. Entre los síntomas más frecuentes del padecimiento se encuentran el retraso mental moderado, afectaciones auditivas, cardíacas, renales y de carácter óseo, la falta de una abertura anal y la fisura en alguna parte del globo ocular, especialmente el iris, que provocó en algún momento el nombre de la extraña enfermedad debido a la semejanza con los ojos de los felinos.

De acuerdo a la gravedad que presente la enfermedad en cada paciente, los daños pueden ser menores o mayores, llegando incluso a malformaciones radicales como la agenesia renal, o lo que es lo mismo: el crecimiento defectuoso de algunos órganos renales.

El tratamiento del Síndrome de Lenz o el síndrome de los ojos de gato depende en primer lugar de la severidad del padecimiento que presente el individuo, cuyos síntomas pueden oscilar considerablemente de una a otra persona. No obstante, hay que aclarar que no existe una cura para la enfermedad, sino medicamentos e intervenciones quirúrgicas –como en el caso de la imperforación anal– que funcionan como paliativos de los diferentes síntomas.

Entre las alternativas más frecuentes se encuentra la ingestión de vitamina C, ácido ascórbico y lisina para las afectaciones cardíacas; el consumo de píldoras de omega 3 para prevenir las enfermedades coronarias; el empleo de vitaminas como la v para los defectos del iris y las inyecciones de la hormona de crecimiento humano con el objetivo de contrarrestar, entre otras, las afectaciones óseas.

Sin embargo, la recomendación más efectiva es la de acudir al médico, pues solo él es capaz de personalizar los tratamientos a las necesidades individuales de los pacientes; sobre todo porque constituye una enfermedad hereditaria y cualquier miembro de la familia pudiera transmitirla a su descendencia.

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Categorias: Medicina
Ultima modificación: 10/28/2013