La palabra hedonismo proviene etimológicamente del griego hedoné, que significa placer. El hedonismo es un tipo de doctrina de la filosofía donde el placer debe ser el máximo objetivo en la vida, eliminando todo lo que pueda quitar la felicidad. Esta forma de pensar nació en la Grecia antigua por Arístipo de Cirene, quien fundó la escuela cirenaica y luego, le siguieron una serie de hedonistas como Epicuro, quien fundó la escuela de los epicúreos, Locke, Stuart Mill y Spencer.
El hedonismo busca la felicidad a través de experiencias placenteras, idealizando esas cosas y creyendo que son lo máximo en la vida. Por ejemplo, hay quienes creen que si viajan a un lugar determinado serán las personas más felices del mundo; otros creen que si encuentran el amor, nada les volverá a causar tristeza; otros, buscan y buscan el trabajo ideal, la carrera ideal y también, existen aquellos que sienten placer máximo al comer y buscan esa opción cada vez que se angustian.
Sin embargo, la rutina del hedonismo indica que todo placer idealizado que al fin es concretado, luego de un tiempo, produce una especie de acostumbramiento en el cual la felicidad máxima va decayendo hasta volver al estado inicial de búsqueda. De los ejemplos anteriores, podríamos tomar a aquella persona que creía que al encontrar el amor nada podría causarle tristeza; luego que encuentra a esa persona ideal, entonces su felicidad alcanza una altura inmensa, pero después de un tiempo, donde las peleas afloran, se conocen los defectos y ya las cosas no son como en un comienzo, entonces comienza a aparecer la angustia. La rutina del hedonismo indica que ningún placer produce felicidad eterna, sino que sólo duran por un tiempo, por lo que hay que renovar constantemente los placeres y la búsqueda de ellos.