El zinc es un mineral que necesita el cuerpo humano para funcionar adecuadamente. En capsulas o comprimidos de tipo multivitamínico es beneficioso para nuestro organismo pero bajo otra forma puede ser altamente nocivo para la salud de las personas.
El zinc se emplea en los revestimientos para combatir el moho, en pinturas, cauchos, conservantes para maderas, metales galvanizados y un sinfín de materiales que pueden ser altamente tóxicos dada su combinación con otros compuestos por lo que siempre se debe trabajar con las medidas de protección adecuadas. Sin embargo, en caso de pensar que puede haber sufrido un envenenamiento por zinc no debe tardar en ponerse en manos de un especialista acudiendo a su centro toxicológico más cercano.
Los síntomas por envenenamiento por zinc son: dolores, sensaciones de ardor, escalofríos, desmayos frecuentes, convulsiones, fiebre elevada, hipotensión arterial, sabor metálico en el paladar, erupciones cutáneas, dificultades respiratorias, vómitos, diarrea con sangre, pigmentación amarillenta de la piel y de los ojos y ausencia de la diuresis.
El servicio de toxicología le indicará en todo momento de las actuaciones que debe realizar en los primeros momentos de confusión. Una vez atendido por un especialista este realizará una serie de pruebas para determinar los niveles de intoxicación para determinar el mejor tratamiento individualizado.
En la mayoría de los casos se producen intoxicaciones leves por lo que la recuperación es completa pero en el caso de haber padecido una intoxicación prolongada e intensa la persona que sufre de envenenamiento por zinc puede fallecer en el plazo de una semana tras su exposición al tóxico.