El resfriado común o catarro de vías altas es una de las patologías más frecuentes en la consulta diaria de un médico de atención primaria. Su causa suele ser vírica, por lo que el tratamiento que solemos aplicar es puramente sintomático, para evitar que suba la temperatura, y para evitar las molestias que supone una faringe irritada a la hora de comer, o de tragar saliva.
En algunas ocasiones, el catarro de vías altas puede acompañarse de congestión nasal, o bien sensación de taponamiento a nivel de oídos, pueden llorarnos los ojos. En todas las guías clínicas que utilizamos aconsejan, para la mucosidad, aumentar el líquido que bebemos diariamente. Los mucolíticos, o expectorantes, pueden ir bien, pero siempre asociados al hecho de beber más agua. También, sobre todo si tenemos congestión nasal, puede ser eficaz aplicarnos agua de mar en spray (disponibles en cualquier farmacia, pese a que no están financiados por la Seguridad Social). Esto ayuda a drenar la mucosidad, y evitar que se sobreinfecte por bacterias (con el consiguiente riesgo de sinusitis aguda).
Si lo que tenemos, predominantemente, es dolor, podemos tratarlo con analgésicos tipo paracetamol: es económico, es muy eficaz para controlar los aumentos de temperatura, y daña menos el estómago de lo que lo hace un ibuprofeno, o cualquier otro antiinflamatorio.
Así, con paracetamol podemos tratar tanto el dolor de garganta, como el de cabeza, como los dolores musculares que suelen acompañar a los cuadros víricos. En cuanto a los antibióticos, su utilidad es nula en los catarros víricos.
¿Cuándo acudir al médico para que nos valore un catarro? Si el paciente tiene enfermedades crónicas que pueden agravarse con el resfriado, o bien si el resfriado dura más de 10 días, o aparece fiebre elevada ya desde el principio, o hay dificultad para respirar..