En medicina, se entiende por hábito a la apariencia física general de un individuo, especialmente cuando se asocia esta apariencia con la tendencia por constitución a sufrir una enfermedad en particular. El hábito corporal determina el tamaño, la forma, la posición, el tono y la movilidad de los órganos internos; también se llama biotipo morfológico. Depende tanto de la combinación morfológica de sus partes (fenotipo) como sus caracteres heredados (genotipo) y modificados por el medio externo.
Se distinguen cuatro tipos principales de hábitos corporales: el esténico, el hipoesténico, el asténico y el hiperesténico.
El tipo esténico es el tipo predominante. El cincuenta por ciento de las personas tienen este tipo de hábito corporal. Corresponde a las personas altas y delgadas, con buen tono muscular.
El tipo hipoesténico pertenece al treinta y cinco por ciento de los individuos. Es una morfología intermedia entre el tipo esténico y el asténico. Es menos muscular.
El diez por ciento de los humanos son de tipo asténico, también llamado longilíneo. En este tipo, la talla es mayor que la distancia entre las puntas de los dedos medios manteniendo los brazos abiertos en cruz, predomina el eje longitudinal del cuerpo. Estas personas presentan cuello largo, una cara angulosa y pequeña y miembros que predominan sobre el tronco. Tienen tendencia al envejecimiento prematuro y predisposición a sufrir jaquecas, úlceras en el sistema digestivo y hernias.
El tipo hiperesténico, también llamado brevilíneo, es el que está conformado por una arquitectura masiva y representa solamente al cinco por ciento de las personas. Son personas rechonchas de piernas cortas, cuello corto, tórax corto y abultado, cabeza redonda y cara ancha. Su altura es inferior a la distancia entre las puntas de los dedos medios manteniendo los brazos abiertos en cruz. Tienen predisposición a las enfermedades cardiovasculares, a la hipertensión, la diabetes, la gota, a broncopatías, a la cirrosis hepática y a la pancreatitis.