El sulfato de atropina constituye una derivación del alcaloide atropina, que se inscribe dentro de los metabolismos secundarios y se obtiene a partir de algunas plantas de la familia de las Solanaceae.
El empleo del sulfato de atropina resulta muy beneficioso en diferentes padecimientos animales y humanos. Por ejemplo, puede ser utilizado para contrarresta algunos tipo de envenenamientos. De igual forma, es posible utilizarlo para elevar el ritmo cardíaco de aquellas personas que presentan bajas frecuencias de latidos, en el tratamiento de diversas enfermedades relacionadas con los ojos y en la oftalmología para dilatar la pupila, a través del empleo de gotas que contienen sulfato de atropina, para diagnosticar mejor los procesos visuales.
Por otra parte, el sulfato de atropina constituye uno de los mejores exponentes de los compuestos anticolinérgicos, o sea, que disminuyen o eliminan los efectos de la acetilcolina en el sistema nervioso central y periférico. En este sentido sus efectos favorecen el proceso de drenaje de las secreciones bronquiales, incluso muchas veces forma parte de los ingredientes que hacen falta para preparar jarabes contra la tos.
Otro de los usos del sulfato de atropina es que inhibe el sudor y puede emplearse para el tratamiento de condiciones médicas en las que el paciente sufre de intensas sudoraciones.
Por último es necesario aclarar que el sulfato de atropina puede interactuar con numerosos compuestos medicamentosos, por lo que el personal médico autorizado para recetarlo debe tener un conocimiento profundo de las necesidades del paciente y de los fármacos que puede combinar. Los efectos del sulfato se acentúan si su ingestión se acompaña de antidepresivos, antihistamínicos y antipsicóticos, entre otros.
Los efectos adversos del consumo de sulfato de atropina varían desde constipación, sequedad bucal y visión borrosa, hasta reacciones alérgicas, pérdida de la memoria en algunos casos y aumento de la presión intraocular.