La reticulocitosis es una anomalía de la sangre caracterizada por una abundancia de reticulocitos circulantes. Los reticulocitos son eritrocitos (glóbulos rojos) jóvenes y la presencia en la sangre de estas células en número elevado es señal de la producción acelerada de eritrocitos (eritropoyesis acelerada) que está teniendo lugar en el organismo.
El diagnóstico de esta anomalía de la sangre es sencillo, solamente es necesario realizar un reticulocitograma o un eritrograma. Para esto será necesario tomar una muestra de sangre del paciente. Para corregir este trastorno sanguíneo hay que tratar la patología subyacente que la está provocando.
Esta alteración de las células sanguíneas ocurre por razones fisiológicas en recién nacidos o en personas que viven en entornos con poco oxígeno como los lugares que se encuentran por encima de mil novecientos metros sobre el nivel del mar. También en mujeres embarazadas.
No obstante, la reticulocitosis también puede tener causas patológicas. Una de las patologías subyacentes habituales en este trastorno es la anemia, pero también puede estar causado por otras patologías sanguíneas como la hemólisis, que consiste en la desintegración de los glóbulos rojos, o la policitemia, que consiste en el aumento del número de glóbulos rojos en sangre. Durante hemorragias o tras haber sufrido hemorragias, se puede dar también este trastorno, así como en pacientes con tumores productores de eritroproyetina, hormona formada en el hígado y el riñón cuando hay una escasez de oxígeno a nivel celular y que actúa estimulando la eritropoyesis, o con tumores con metástasis óseas.
Por último, la causa de esta anomalía también puede ser yatrogénica o medicamentosa, lo que quiere decir que el origen está en un tratamiento médico. Los pacientes que se encuentran en tratamiento con fármacos hematopoyéticos o que toman suplementos de hierro, ácido fólico y vitamina B12 también pueden presentar este trastorno sanguínea.