Un antiprurítico es un agente o remedio que cura, alivia o previene el prurito. También se usan los términos sinónimos antipruritoso y antipruriginoso.
El prurito es picazón en la piel, una sensación peculiar que incita a rascarse. En ocasiones no puede ser atribuido a ninguna enfermedad de la piel, entonces se denomina prurito esencial o idiopático y es considerado como una neurosis cutánea provocada habitualmente por el estrés. Puede ser generalizado, cuando ocurre en distintas partes del cuerpo; o localizado, cuando ocurre en una zona específica.
Cuando sentimos prurito hay que evitar rascarse porque empeoramos el problema, irritando la piel, produciéndonos más picor e incluso haciéndonos llagas. Es por esto necesario calmar la sensación de picor.
Existen antipruríticos tópicos en forma de cremas y sprays que se venden sin prescripción médica, así como numerosos remedios caseros. Si el prurito persiste, el médico puede recetar antipruríticos orales.
Los agentes antipruriginosos más comunes son los antihistamínicos como la difenhidramina, los corticosteroides como la hidrocortisona tópica, los anestésicos locales como la benzocaína tópica y los revulsivos como el mentol.
Cuidar la alimentación también ayuda a controlar el prurito. Es necesario consumir alimentos crudos: frutas, verduras y hortalizas.
Un remedio casero para aliviar el picor consiste en aplicar una cataplasma de cebolla, de manzanilla o de arcilla verde sobre el área que nos pica. También se puede usar crema de aloe, pero es conveniente probar primero con una pequeña cantidad en una zona no afectada porque mucha gente es alérgica a esta planta. Aunque el uso de bicarbonato está bastante extendido como remedio casero, su efectividad es dudosa.