El proceso uncinado o unciforme, como también se le denomina en los ambientes médicos, es una de las múltiples partes de páncreas, que además cuenta con cabeza, cuello, cola y un conducto pancreático. El proceso uniforme se localiza en la parte posterior del páncreas, detrás de los conocidos vasos mesentéricos superiores, inferiores y mediales.
El desarrollo del páncreas ocurre de manera paulatina y a partir de dos cuerpos que al inicio del crecimiento constituyen dos entidades separadas: páncreas dorsal y ventral. Gracias al aumento en el volumen del hígado y el estómago, estas dos unidades giran alrededor del duodeno, que no es más que el fragmento de intestino delgado que conecta con el estómago.
Luego de esta primera actividad, las dos secciones pancreáticas se transforman radicalmente. La sección pancreática dorsal se convierte en el cuerpo, la cola y el istmo del páncreas, mientras que de la sección ventral emergen la cabeza del órgano y el proceso uncinado. Ambas secciones, la dorsal y la ventral, terminan por componer un solo órgano, cuya función dentro del cuerpo humano es indispensable.
El proceso uncinado particularmente se extiende en forma de gancho hasta la terminación del páncreas, algunas veces incide sobre el duodeno: dividiéndolo y rodeándolo a la vez, dando por resultado lo que se conoce como páncreas anular.
Es necesario resaltar, que cualquier afectación relacionada con el desarrollo del páncreas puede afectarlo profundamente y provocar defectos congénitos en esta importante área del órgano.
Además, existen varias enfermedades que pueden atacarlo entre las que se encuentran los cistoadenomas mucinosos, la neoplasia intraductal papilar mucinosa, ganglioneuroma, así como cualquier crecimiento tumoral. En casos como este último las intervenciones quirúrgicas son obligadas y necesarias. De igual manera, muchas de las afectaciones relacionadas con otras partes del páncreas pueden influir de manera negativa sobre el proceso uncinado.