Las verrugas son pequeñas lesiones cutáneas contagiosa producidas por el virus del papiloma humano. Existen distintos tipos de verrugas que se diferencian por su aspecto y por el lugar donde aparecen: las verrugas plantares se localizan en las plantas de los pies y parecen callosidades; las verrugas vulgares emergen en brazos, piernas y manos; las verrugas planas, que son pequeñas, planas y se presentan en gran número, localizadas en extremidades, mejillas y frente; y, por último, las verrugas periungueales, que aparecen tanto alrededor como debajo de las uñas de los pies y las manos.
Aunque las verrugas no suelen producir síntomas, solo las plantares y las periungueales producen dolor normalmente, deben tratarse para evitar su diseminación y el contagio a otros. En casos graves, las verrugas periungueales pueden provocar una desfiguración permanente de la uña, dolorosa además de incómoda y antiestética.
Las verrugas periungueales son las más difíciles de eliminar porque, cuando se encuentran situadas por debajo de las uñas, los métodos habituales para acabar con estas lesiones no pueden aplicarse. Los tratamientos más efectivos son el tratamiento con ácido salicílico en pomada, el tratamiento con láser y la crioterapia. En la actualidad se trabaja para desarrollar la terapia fotodinámica, una técnica prometedora según sugieren algunos de los estudios realizados.
El mal hábito de morderse las uñas es un factor que propicia la aparición de estas verrugas. Existen esmaltes transparentes con mal sabor que ayudan a quitarse esta costumbre que se venden en supermercados, en grandes superficies y en farmacias. Mantener las uñas cuidadas, cortas y limpias previene infecciones.