Primero hay que recolectar todos los restos de jabón posibles. Todas las barras sobrantes se rayan con un rallador de los que se utilizan en la cocina hasta que se obtenga la cantidad suficiente para llenar una taza. También puede funcionar cortar los restos de jabón en trozos muy pequeños.
Ahora, una sartén se llena con agua hasta la mitad y se coloca en la estufa, el fuego se enciende a intensidad media. Posteriormente, se coloca un tazón de vidrio en la sartén, para que éste haga las veces de una caldera doble, es decir, se va a elaborar un baño maría.
Ahora se vierte media taza de leche en el recipiente de vidrio y posteriormente se agrega el jabón rayado. También se puede utilizar agua en vez de leche.
La mezcla de jabón y leche o agua se revuelve para asegurar que nada se pegue en el fondo del recipiente. Una vez que el jabón se ha derretido, toda la sartén se remueve del fuego.
Ahora en unos moldes para muffins se va a verter la mezcla de jabón y leche. También se pueden utilizar contenedores de plástico, moldes para dulces o hasta cartones de leche vacíos; cualquier cosa que pueda contener y darle forma al jabón puede funcionar.
La mezcla vertida se coloca a un lado hasta que se enfríe y se endurezca, lo cual por lo regular toma entre 3 y 4 horas. Colocar los moldes en el congelador durante una hora ayudará a acelerar el proceso de enfriamiento.
El jabón se retira de los recipientes y se coloca en una rejilla. Esto ayudará a que el jabón se endurezca por completo y puede requerir hasta un par de semanas. Una vez que el jabón está curado, o completamente seco, puede utilizarse.