La animación original era un juguete de niños, un libro cuyas hojas podían ser ojeadas rápidamente. En cada página había figuras ligeramente distintas de las anteriores, y mediante un rápido movimiento de las hojas las figuras se unían continuamente. La tecnología moderna es mucho más evolucionada pero funciona con el mismo principio: imágenes estáticas presentadas rápida y sucesivamente.
Utilizando una cámara, cualquier objeto puede animarse, desde figuras hechas con plastilina hasta aparatos electrodomésticos. De esta manera, fue como se realizó la primera animación en 1898. El primer dibujo animado fue conocido como “The Humpty Dumpty Circus”, por Albert E. Smith. En lugar de dibujos, él utilizó los juguetes de su hija, colocándolos en distintas posiciones después de cada toma, de manera que el efecto fuera tan convincente como fuese posible. Su compañero, James Stuart Blarburn, popularizó los dibujos animados en todo el mundo entre 1900 y 1906.
Los primeros dibujos animados eran en blanco y negro y tendían a ser realistas, utilizando dibujos y modelos. En 1902, el francés George Melies realizó “Trip to the moon”, en la cual una nave espacial golpea el ojo de El Hombre Luna, un paso hacia proyectos más ambiciosos. Pero para esa fecha, realizar un dibujo animado tomaba mucho tiempo: un solo animador tenía que realizar 24 distintos dibujos para cada segundo de la película, eso significaba 1440 dibujos por cada minuto. Para 1910, la técnica cambió. El artista comenzaba a trabajar en equipos y utilizaba los llamados dibujos de fase, dibujados en hojas de celuloide transparente.
La tecnología del celuloide facilitó el trabajo. El artista no tenía que dibujar cada parte de las escena, sino únicamente los personajes principales, colocados en el mismo fondo. A veces, únicamente partes del personaje eran dibujados nuevamente, como las patas de un personaje en movimiento.