Existen multitud de lápices pero existen unos que nos pueden llamar la atención o chocar de manera especial. Nos referimos a los lápices de tinta.
Normalmente cuando nos imaginamos un lápiz nos imaginamos un trozo de grafito envuelto en madera con el que hacíamos los ejercicios del colegio y con el que aprendíamos a escribir o a dibujar. Sin embargo, el lápiz ha evolucionado mucho desde el siglo XVII hasta llegar al extremo de encontrarnos con lápices de tinta.
Si bien en el proceso original de creación de lápices lo que se hacía introducir la mina de grafito entre dos mitades de madera que luego se pegaban para darle la forma que actualmente conocemos. Con el paso de los años se han ido realizando diferentes investigaciones para obtener diferentes durezas de las minas de los lápices. Esto ha provocado que se haya podido desarrollar un grafito que sea similar a la tinta y que esté en estado líquido como podemos encontrarnos cualquier bolígrafo.
Esto sin duda llama la atención puesto que el grafito se encuentra en estado sólido en la naturaleza pero el secreto es que se ha logrado que la pasta de la mina del lápiz sea lo suficientemente blanda para que tenga el aspecto de la tinta. Además, una de las características es que es similar a la tinta pero tiene la ventaja de que aquello que se escribe puede borrarse.
Si queremos saber algo más sobre estos fabulosos lápices solo debemos buscar la marca Sharpie para hacernos con uno de estos lápices de tinta.