La broca es una pieza metálica de corte que crea orificios en diversos materiales cuando se coloca en una herramienta mecánica como el taladro, el berbiquí u otra máquina. Su función es quitar material y formar un orificio o cavidad cilíndrica.
Para elegir la broca adecuada al trabajo se debe considerar la velocidad a la que se debe extraer el material y la dureza del mismo. La broca se desgasta con el uso y puede perder su filo, siendo necesario un reafilado, para lo cual pueden emplearse máquinas afiladoras, utilizadas en la industria del mecanizado. También es posible afilar brocas a mano mediante pequeñas amoladoras, con muelas de grano fino.
Tras esto, al proceder al trabajo con la broca, se nos presentará el llamado “avance”. Este avance dependerá del tipo de broca que hayamos elegido, y será más o menos profunda en relación también al tipo de material que estemos taladrando con la broca seleccionada. Una broca avanza siempre de adelante hacia atrás y agujerea cada tipo de material hasta el límite de sus posibilidades, ayudándose a veces de la fuerza que la mano del hombre ejerza en la herramienta que porta la broca contra el elemento a taladrar.
Existen brocas de tamaños industriales que nos permiten avanzar a través de materiales muy duros o resistentes como metales o rocas especialmente complejas de taladrar, permitiendo así hacer prácticamente perforable cualquier elemento conocido en el planeta Tierra, con el fin ya sea de buscar un punto sobre el que construir o simplemente de colgar un cuadro sobre una pared.