Albañilería y pintura

Estamos tan acostumbrados a ver edificaciones en nuestra vida diaria que nunca, o muy pocas veces, nos hemos parado a pensar en las grandes obras que suponen algunas de ellas. La albañilería es un arte, poder construir estructuras a partir de objetos individuales que se unen y se pegan es algo que desde hace muchísimos años (me atrevería a decir que miles o millones) intriga al ser humano. Tal vez para saciar esa curiosidad el hombre ha construido algunas obras maestras como palacios, catedrales o puentes.

No sabe la fecha exacta en la que surgió la albañilería pero sí tenemos la certeza de que fue como respuesta a la necesidad del ser humano de buscar cobijo. Las primeras construcciones se realizaron con ramas, hojas secas y barro. Con el paso del tiempo estas rudimentarias construcciones fueron evolucionando y dejaron muestras de dicha evolución.

Por otro lado, si nos paramos a pensar en la evolución que ha tenido la pintura vemos cómo ha sido el proceso contrario. En sus orígenes, se pintaban las casas para dar consistencia a los muros pero también para evitar infecciones. El material que más se utilizaba para dicho fin era la cal. Ahora, pensemos, por un momento, en la Italia del siglo XV o XVI cuando la pintura mural estaba en su máximo apogeo. Solo unos pocos, en su mayoría la Iglesia, se podían permitir el lujo de decorar el interior de sus edificios con escenas de la vida cotidiana (por ejemplo). ¿Qué ocurrió? ¿Por qué ese tipo de arte no siguió evolucionando?

Sobre el artículo

Categorias: Pintura
Ultima modificación: 07/17/2012