Probablemente sea el sueño de más de uno de nosotros. Cuando hemos estado trabajando por cuenta ajena siempre hemos fantaseado con ser nuestro propio jefe y sobre que cosas haríamos y cuales otras no. ¿Somos capaces realmente de ser buenos jefes?
Para ser un buen jefe debemos dejar a un lado el aspecto económico y centrarnos en el lado humano de los empleados que tenemos a nuestro cargo. Esto no quiere decir que consintamos que no trabajen pero si que podemos facilitar en la medida que sea posible unas condiciones de trabajo y de ambiente laboral favorable.
Esta demostrado que los empleados que son tratados bien en una empresa rinden mejor y son más productivos. Puedes probar a realizar trabajos en equipos siempre que sea posible, hacerles participes en cuanto a las decisiones que tengan que ver con alguna fase del proceso productivo cuando sea posible… De esta forma se sentirán incentivados y no llegarán a tener la sensación de monotonía.
Otra forma de ser un buen jefe es facilitando la conciliación entre trabajo y vida familiar. Esto se puede realizar permitiendo la entrada al trabajo un poco más tarde en caso de tener que dejar los hijos en el colegio. Muchas personas preferirán suprimir la parada del mediodía con tal de poder dejar tranquilamente a los hijos en el cole.
Recuerda que antes de ser jefe habrás sido en la mayoría de los casos empleado por lo que sabrás de antemano cuales son las necesidades de tus empleados y que estará en ti el concederlas o no.