Los índices de precios al consumidor (IPC) representan los costos de una canasta y los servicios que por lo general son utilizados por los consumidores que habitan ciertas áreas; se hace referencia a esta canasta como, la canasta básica. El índice es calculado por los economistas del gobierno en intervalos regulares, por ejemplo un mes, y muchas agencias gubernamentales y organizaciones privadas dependen de esta estadística para determinar los cambios en la inflación. Las ponderaciones del IPC se refieren al porcentaje de la canasta básica que es representado por cada componente del índice.
Las ponderaciones del IPC por lo regular están basadas en los gastos de cientos o miles de familias que mantienen reportes de gastos detallados durante un cierto período de tiempo, hasta por periodos de dos años. Los economistas entonces pueden determinar la importancia de los artículos más utilizados comúnmente. Por ejemplo, los gastos de vivienda es la más grande categoría de gastos en muchas áreas, con una ponderación del IPC que representa cerca del 40% del índice. Los alimentos generalmente representan la categoría del segundo lugar, representando del 10 al 20% del IPC.
Dentro de cada categoría los gastos se dividen en unidades más pequeñas. Dentro de la categoría de los alimentos, comer en casa y cenar fuera tienen asignadas distintas ponderaciones del IPC. El índice profundiza hasta cierto nivel de detalle para los ingredientes específicos, tal como el café, las manzanas u otros alimentos específicos que se consume en casa. Después de que se determinan las ponderaciones del IPC para cada uno de los artículos, se recolectan datos de encuestas acerca de los precios de los bienes y servicios para calcular el valor del índice.
Las ponderaciones del IPC les permiten a los economistas tener en cuenta el efecto de los cambios en los hogares promedio y llevar un monitoreo de cuáles incrementos en los precios van a causar mayores efectos en los consumidores.