Qué tener en cuenta para elegir una hipoteca

Antes de vincularnos a una entidad financiera durante 40 años, es imprescindible que hayamos sondeado la totalidad de las ofertas disponibles y conozcamos las que se adaptan mejor a nuestras posibilidades.

Los puntos donde más debemos centrar nuestro análisis son: el interés, la existencia de cláusulas suelo, el plazo, el importe, la periodicidad y la existencia de periodos de carencia, comisiones, gastos, productos asociados y la firma.

Respecto al interés, éste puede ser fijo, variable o mixto. Actualmente el tipo variable es el más contratado en España, de forma que se revisa de forma semestral o anual ya sea al alza o a la baja. El resultado a pagar se deriva de la suma del índice de referencia más el diferencial establecido por el banco, que es el TAE.

Debemos evitar los préstamos con cláusula suelo, pues en caso de que la cuota descienda por debajo del suelo establecido, no podremos beneficiarnos de la rebaja de los tipos de interés.

Cuando decidamos el plazo de amortización, debemos valorar que a mayor plazo, los intereses pagados serán mayores. Por lo que respecta al importe, lo normal es que nos concedan hasta el 80% del valor de tasación, por lo que deberemos aportar el 20% restante del valor de compraventa, a lo que debemos añadir los gastos, en torno al 10% del total de la operación. Estos gastos incluyen la tasación del inmueble, los gastos notariales, la inscripción en el registro de la propiedad y el pago del Impuesto de Actos Jurídicos Documentados. Debemos prever todos estos gastos para no llevarnos sorpresas desagradables. Puede que el préstamo ofrezca períodos de carencia en los que sólo se abonan intereses, lo que puede resultar un desahogo en caso de dificultades.

Si logramos un préstamo con pocas o nulas comisiones, podemos entender un beneficio sustancial respecto a otros productos. Las más habituales son las comisiones de estudio, de apertura, de reclamación, de desistimiento total o parcial y por cancelación.