Aunque el término anglosajón puede llegar a sonarte a chino, debes saber que crowdsoursing equivale a una novedosa forma de llevar a cabo un proyecto en el que participan numerosas personas a través de pequeñas aportaciones. De hecho, podríamos traducirlo como “externalización masiva” del trabajo a través de la difusión por internet de los procesos de trabajo y constituye la forma empleada por determinadas empresas para romper los plazos de entrega gracias a la contratación de pequeñas partes del encargo a cambio de mínimas cantidades o realizado de forma voluntaria y gratuita por numerosas personas. Al fragmentar la importancia de las aportaciones, la carga de trabajo es reducida y, por tanto, el pago también. Del mismo modo, permite contar con numerosas aportaciones que enriquecen el resultado final en el caso de que contemos con un equipo de trabajo multidisciplinar y procedente de distintos ámbitos culturales.
Gracias a la implantación de las redes sociales, que han puesto a personas de todos los lugares del mundo en contacto, se pueden realizar todo tipo de iniciativas de este tipo. Uno de los mejores ejemplos, debido a su repercusión mediática, es la de los proyectos cinematográficos o artísticos desarrollados con la colaboración profesional y la financiación económica de multitud de cibernautas.
En otros ámbitos profesionales también se recurre a estrategias de crowdsoursing, como en la traducción masiva de textos, fragmentando en pocas páginas un manuscrito para reducir al mínimo el plazo de entrega; o en las empresas que realizan estudios de opinión, que pagan a los internatutas por contestar formularios.
La mejor opción para participar en este tipo de proyectos es la de acudir a internet y buscar páginas donde se ofrece trabajos adecuados a nuestro perfil, capacidades o conocimientos y registrarnos. Serán las empresas las que contacten directamente si consideran adecuadas nuestras pretensiones económicas o nuestro perfil profesional.