Todo jefe espera que sus empleados ofrezcan su fuerza de trabajo, sino con una sonrisa, al menos en la medida necesaria para cumplir satisfactoriamente sus tareas, pero no siempre ofrecen de sí todo aquello que resulta necesario para obtener de ellos trabajos de calidad. En gran medida, el rendimiento de un empleado depende la motivación que tenga o las motivaciones que encuentre en su puesto de trabajo. Hacer horas extras no debe depender de amenazas o mal ánimo, como así tampoco la productividad puede surgir de la nada. Al mismo tiempo, no necesariamente la motivación se encuentra demoliendo los límites entre el jefe y su equipo de trabajo. Encuentra en este artículo 10 formas de motivar a su personal y que el trabajo de cada día sea más tranquilo para ambos
1. Págales en tiempo y forma
La principal obligación a cargo del empleador es remunerar al empleado por su actividad. Controla que los salarios tengan una lógica y apunta a la equitatividad. Si los salarios no dependen directamente de ti, haz lo posible por gestionar el pago de estos cuando se encuentren atrasados. Los empleados tienen gastos que cubrir mensualmente, ese el motivo excluyente por el cual la mayoría de ellos trabaja. Si no ven la intención de ser justamente retribuidos por su servicio, trabajarán poco y mal.
2. Forma a tus empleados
Un empleado que deja de ver su crecimiento dentro de la empresa rápidamente comenzará a sospechar que desde la empresa no existe interés por su desarrollo profesional. Organizar seminarios o cursos regularmente puede ayudar a despertar el ánimo de una oficina abrumada por las obligaciones.
3. Flexibiliza horarios
El clásico horario de oficina retrocede año tras año porque las nuevas tecnologías lo permiten. Si demuestras a tus empleados que también valores la concreción de objetivos a través de modalidades de trabajo que se encuadran mejor en estos tiempos, y no solamente su presencia física en la oficina calentando su silla, ganarás en productividad. Ofréceles trabajar desde casa, repartir tareas, modificar horarios.
4. Respétalos
Algo tan sencillo como el respeto es difícil de encontrar en muchos ambientes de trabajo. Los empleados aborrecen a su jefe y viceversa, con la diferencia de grado a favor de este último. Un jefe que actúa como un mando militar no conseguirá imponerse frente a su equipo. Abre un espacio para ellos que les permita intercambiar opiniones e ideas.
5. Construye un equipo
Hemos mencionado varias veces la palabra equipo para referirnos al conjunto de individuos que trabajan sobre lo mismo, muchas veces en el mismo espacio físico y aun así no sienten al otro como un par. El jefe puede jugar un papel sobresaliente si consigo identificar a todos con un objetivo común
6. Destaca sus logros
El jefe debe estar para señalar lo bueno y lo malo, aunque se estile un estilo de conducción que ponga la lupa sobre los errores antes que en los aciertos, que muchas veces repercuten con resultados todavía más positivos cuando son debidamente valorados.
7. Enséñales lo que sabes
En torno a la figura del jefe se construye un mito que puede crecer indefinidamente mientras este no se proponga romperlo, y es el hecho de que muchos empleados suponen que el jefe sólo ocupa esa posición por causa de su buena fortuna. Si demuestras lo que has aprendido hasta llegar a ocupar ese rol serás respetado y contagiarás con tu ejemplo.
8. Muéstrales cómo pueden crecer
Muchos jefes se esfuerzan por someter a sus empleados a sus ritmos y reglas, sin ver el resultado de su intento concretado. Señalar aspiraciones a corto, mediano y largo plazo dará mejores resultados.
9. Genera encuentros fuera de la oficina
Organiza un almuerzo o un desayuno con la finalidad de discutir algún aspecto del negocio, pero hazlo fuera del espacio de trabajo. Conocerás facetas de tus empleados que desconocías.
10. Delega responsabilidades
Demuéstrales que confías en ellos derivando asuntos que ellos puedan resolver y sentirse valorados. Motivar no implica liberarlos de compromisos en su ambiente de trabajo.