En el mundo de los negocios se usan diversos indicadores financieros para determinar la fuerza de una empresa. Dos indicadores comúnmente utilizados son el capital empleado y el patrimonio neto. Aunque ambos están estrechamente relacionados con la posición financiera de una compañía no proporcionan la misma información.
El capital empleado suele indicar la cantidad de capital o activos que una empresa utiliza para generar beneficios. Para determinar el capital empleado se añaden los activos fijos a los activos actuales de la empresa.
El valor o patrimonio neto de un negocio marca el valor real de una empresa una vez se ha descontado sus pasivos. Para calcular el valor neto de una empresa se consideran los activos de la empresa restando los pasivos de ese número. Este resultado muestra la cantidad de capital a los propietarios de un negocio tienen.
Al observar el capital empleado, y si queremos obtener una imagen completa de la fuerza de una empresa, no basta con observar este capital empleado. Estp se debe a que el capital empleado no toma en consideración lo que los pasivos realizan y lo que se tiene como un negocio. Si una empresa tiene una gran cantidad de deuda, que podría afectar negativamente la situación financiera de la empresa. Incluso si una empresa tiene una gran cantidad de activos, que aún podría deber más de lo que valen esos activos.
Al evaluar un negocio es importante tener en cuenta todos los ángulos. No basta tener en cuenta el patrimonio neto o el capital empleado. Aunque el patrimonio neto nos dice cuánto patrimonio se ha acumulado podría cambiar en función de los planes futuros de la empresa. Al comparar el capital empleado para las ganancias de una empresa, se puede determinar la cantidad de capital que se necesita para generar beneficios.