En ocasiones, la impotencia y el disgusto generado por un asalto en el que nos roban lo que llevamos encima puede dejarnos paralizados. Sin embargo, en el caso de que se hayan apoderado de nuestras tarjetas de crédito, la celeridad y serenidad con que debemos proceder es determinante para que no experimentemos otros asaltos a nuestros bienes a través de nuevos robos usando los datos que nos han sustraído. Las formas de asaltar nuestros bienes se fundamentan en el duplicado de la tarjeta o su uso fraudulento para realizar compras en internet.
La primera de las acciones que debemos realizar es denunciar el robo a la entidad emisora de la tarjeta, con el fin de que la cancelen y no tengamos que sufrir más percances. Podemos hacerlo a través de los números telefónicos de atención al cliente, que están en servicio las 24 horas.
Para evitar que la entidad bancaria emisora de la tarjeta alegue un uso indebido por nuestra parte, y decline indemnizarnos o reponer los bienes sustraídos, deberemos firmar la tarjeta en la parte trasera reservada a este fin.
El desarrollo de algunas medidas correctoras refuerza la seguridad de estos productos, como la creación de un seguro que cubra posibles robos o usos fraudulentos, o el uso de un chip que implica un pin o clave secreta, han incrementado la confianza en el uso en diferentes escenarios. La revisión puntual de los movimientos de la tarjeta y no llevar el número secreto junto a la tarjeta son indispensables para evitar contratiempos.