Cuando llega el final de año y las festividades acechan a la vuelta de la esquina, se producen ciertas subidas de precios en determinados productos frescos que hacen que parezca una odisea poder ahorrar en la cesta de la compra. Sin embargo, con un poco de ingenio y siguiendo algunos consejos, podemos reducir de forma sensible el inevitable dispendio.
En primer lugar, realizar una buena planificación de las comidas y de lo que necesitamos es fundamental para evitar desviaciones de nuestro presupuesto para las festividades. Si conocemos la existencia de alternativas de menor precio pero igual resultado, tal vez sea un buen momento para experimentar cambios en los menús estrella. Un poco de imaginación aplicada a platos tradicionales y económicos puede sorprender más que otro plato más costoso.
Si, como todos sabemos, la subida de precios es un fenómeno que se repite de forma cíclica, como las estaciones del año o las mareas, ¿por qué no anticipamos la compra de determinados productos? Todos sabemos que el adecuado control de los procesos de congelado y descongelado nos puede permitir disfrutar de los productos estrella en la mesa con similares características y sabor que si fueran frescos, aunque sensiblemente más baratos. Es una estrategia que podemos desarrollar a lo largo del año, para no fracasar en las noches más especiales.
Del mismo modo, la compra de los productos deseados ya congelados ofrece similares condiciones a un precio más reducido que fresco, por lo que únicamente deberemos descongelarlos de forma adecuada en casa. Es una alternativa mejor a la congelación casera y también más económica. Tanto la carne como el pescado ultracongelado ofrecen buen resultado en cocina.
Otra solución para ahorrar es comprar productos de temporada antes que productos exóticos, pues esta estrategia asegura mejores precios. Recuerda no acaparar en la nevera productos con fechas de caducidad reducida, pues en caso de tener que tirarlos a la basura, habremos realizado un gasto inútil.