Cómo disminuir la factura fiscal

La factura fiscal comprende tanto el precio de los productos como los impuestos que se deriven de esa transacción, para reducirla la forma más fácil es bajar el precio a los productos, pero esto en ocasiones es difícil debido a que, lógicamente, tratamos de obtener un beneficio por nuestro trabajo.

La rebaja por lo tanto sería óptima si pudiéramos rebajar el precio de los propios impuestos, algo que, con un poco de picaresca, podemos llegar a hacer fácilmente en algunos sectores. En la alimentación por ejemplo puede reducirse el IVA a pagar si logramos hacer que el bien sea, o parezca, de primera necesidad, aunque en realidad sea algo de lujo.

Para diferenciar los bienes de lujo de los de primera necesidad se utiliza una relación llamada elasticidad de la demanda. La elasticidad de la demanda es un valor que representa en cuantas unidades aumenta el consumo de un bien con una disminución del precio. Según esto un producto de primera necesidad será inelástico ya que aunque el precio de un bien de primera necesidad, como el pan para muchas familias por ejemplo, baje o suba de precio, no se notará casi un aumento o disminución de barras de pan compradas o vendidas. Caso distinto es el de los coches o el tabaco, donde una bajada de precio hará que se vendan muchas más unidades, y de ahí que tengan unos impuestos especiales para aprovechar que quien compra estos artículos es gente con una buena solvencia y una economía saneada. Una forma de disminuir la factura fiscal será, por lo tanto, tratar de vender unos productos considerados como bienes de primera necesidad.