Cómo minimizar las deudas en un negocio pequeño

La inexperiencia puede hacer que el sueño de emprender y materializar un proyecto nos conduzca a padecer múltiples desencantos y hasta tener pesadillas. Es probable que acudir a un buen gestor desde el principio y atender con extremo cuidado el balance que ofrece nuestro medio de vida puedan minimizar las agresiones al resto de nuestro patrimonio si nos vemos con el agua al cuello en un momento determinado.

Debido a la falta de crédito y a la escasa dimensión de nuestra infraestructura, es inevitable que se produzca el endeudamiento con bancos y proveedores. Saber negociar es imprescindible para que la empresa sobreviva. Elige un banco que te ofrezca financiación con los intereses menores que el resto de las opciones disponibles y un plazo de devolución que se adapte a las condiciones de tu negocio.

Por lo que respecta a las cuestiones relacionadas con la contratación, si estás en una fase inicial y no generas beneficios, los gastos que se derivan de mantener personal tal vez sean inabordables. Plantea seriamente tus necesidades y es probable que debas echar el resto dedicando más horas de las previstas. Puedes optar por contratar por horas o realizar un contrato de formación, aunque deberás supervisar las tareas. Otra posibilidad es reducir la base del sueldo y ofrecer incentivos.

Otro de los gastos más importantes suele ser la partida dedicada al local de trabajo. Suele ser más rentable tenerlo en propiedad que alquilarlo. Tampoco es conveniente que mantengamos un alquiler con productos que no se venden, porque estos desajustes de nuestra actividad pueden generar importantes pérdidas. Una de las posibilidades para evitarlo es pactar con nuestros proveedores la devolución de los que no vendamos. Aunque es tarea difícil, la situación actual propicia un marco para la negociación antes que perder a los clientes de manera definitiva.