Invertir en metales preciosos: ventajas e inconvenientes

Desde la antigüedad, el oro y otros metales preciosos han sido fuente de riqueza. De hecho, su posesión y control era considerada como una necesidad estratégica por todos los gobiernos y estados.

En la actualidad, la economía de los países y del sistema monetario se fundamenta en la posesión de oro, hecho que ha determinado el incremento progresivo de su valor. Así, los inversores que hace años decidieron comprar, han multiplicado el valor de sus operaciones debido a la escalada constante. Sea como fuere, la subida de precios se ha visto imitada por el resto de metales como la plata o el platino. Incluso el cobre, de aplicación más cotidiana, se ha convertido en objetivo de robos debido a la demanda de materia prima.

En primer lugar, debemos ser conscientes de que la estrategia de compra es decisiva y que sin necesidad de invertir grandes capitales podemos comenzar a realizar operaciones. Con el resultado de las primeras compras se puede invertir para ampliar el capital de forma sucesiva. La forma de inversión puede ser directa, mediante la compra del metal certificado a través de empresas especializadas, o bien, mediante la compra de participaciones en fondos especializados o de acciones de sociedades mineras.

La mayor de las ventajas es la estabilidad que ofrece este mercado, al que se une el hecho de que tanto la inestabilidad de otros sectores tradicionales como la especulación han generado una subida continua de los beneficios. Al no estar regulados como divisa, no fluctúan de la misma forma que las monedas. La compra de oro es una buena inversión en estos momentos debido a la tendencia ascendente de este valor.

Las desventajas son similares a las de cualquier inversión, por lo que debemos analizar las operaciones antes de invertir y prevenir la forma de mitigar posibles riesgos, como los derivados de conflictos bélicos.