Aunque cada vez es menos frecuente que se utilicen los cheques, este medio de pago permite el abono de cualquier cantidad sin necesidad de tener acceso al dinero. Si debemos pagar a un proveedor, un servicio o a un trabajador, el cheque se convierte en una opción instantánea de solucionar la operación. El término cheque nominal indica que se establece en el documento la identidad de la persona o empresa a la que va destinada la cantidad de dinero consignada. Frente al cheque al portador, que debe ser abonado a quien lo entrega o deposita en la sucursal bancaria, el cheque nominal indicará el nombre completo con los apellidos o el nombre correcto de la empresa destinataria.
Además de rellenar este dato, es fundamental que indiquemos tanto en número como con letras la cantidad que debe abonarse. Unas almohadillas delante y detrás de la cifra evitarán que cualquiera pretenda modificar la cantidad o el importe que se va a cobrar. En la plantilla para rellenar el cheque, generalmente se indica primero el numeral con letras y posteriormente en cifras.
Si somos nosotros los que emitimos el cheque y estamos interesados en saber en qué momento y dónde se hizo efectivo el cheque, deberemos realizar dos líneas oblicuas en el centro del documento de pago, de modo que el cajero identifique nuestra voluntad de que sea abonado únicamente mediante ingreso en cuenta. Este tipo de cheque se denomina cruzado. Es una buen forma de comprobar quién lo hace efectivo o de asegurar que no se produce un cobro fraudulento. Este recurso debe emplearse si entregamos el cheque a personas en las que no confiamos o si lo enviamos por correo, nunca con gente de confianza ni personas de la empresa, ya que el ingreso en cuenta implica una comisión que significa una merma de la retribución.