Debería ser fácil responder preguntas sobre uno mismo, pero en las entrevistas de trabajo, con los nervios y el miedo a no decir lo que el entrevistador espera que digas, suelen convertirse en preguntas incómodas y de difícil respuesta. Son preguntas clásicas como: ¿Cómo te definirías a ti mismo? ¿Por qué te interesa trabajar en esta compañía? ¿Dónde y con quién vives? ¿Cuáles son tus fortalezas y debilidades? ¿Sabes trabajar en equipo? ¿Cuál es tu remuneración pretendida? ¿Cuáles son tus intereses?
Las preguntas personales sirven para romper el hielo en la entrevista de trabajo. La pregunta sobre uno mismo casi nunca tiene una buena respuesta. Normalmente se espera que el entrevistado se suelte un poco y dé información acerca de lo que ha hecho, lo que puede hacer y lo que quiere hacer realmente. Así empieza hablando de tus estudios, tus conocimientos y tu experiencia laboral, y haz un breve resumen de los objetivos que deseas alcanzar.
A veces el lugar donde vives puede ser un inconveniente para que te acepten para el puesto de trabajo al que estás postulando. Si vives lejos del que sería tu lugar de trabajo, pregunta si la empresa dispone de algún servicio de transporte.
Cuando te pregunten por tus puntos débiles nunca digas algo completamente negativo, y para los puntos fuertes destaca alguna de tus cualidades que sea acorde con el puesto a ocupar.
Aunque la pregunta por tus intereses personales no parezca muy relevante, la verdad es que tu respuesta puede ofrecer muchas pistas al entrevistador sobre tu personalidad. Así alguien que baila suele ser sociable, alguien que cocina suele ser detallista, una persona que lee es tranquila, etcétera.