Es necesario conocer el tipo de personas con las que se convive en un vecindario o colonia, pero los buenos modales siempre son útiles para entablar un diálogo con cualquier persona, ya sea que tengan diferente educación o convicción.
Se tiene que emplear el tacto para evitar palabras molestas, saber el tono debido con el cuál dirigirse y tener la actitud precisa con cada persona. Si se trata de una familia lo más correcto es dirigirse a quien encabeza la familia. Si se trata de una persona que vive sola, es ideal esperar el momento adecuado para hablar con él ella, saludarlo amablemente, preguntarle cómo esta y de una manera atenta, sin ser recriminarte, evitando que tome una actitud defensiva, plantearle nuestro problema.
Podemos mencionar que últimamente hemos sufrido de mareos, dolores de cabeza, insomnio y que por ello queremos pedirle si por favor podría bajar un poco el volumen cuando escuche música; siempre agradeciendo la oportunidad que nos da para hablar con él y por su atención.
Cuando se vive en un condominio siempre existe un administrador y deben de hacerse reuniones entre los habitantes del lugar y es ahí donde se puede incluir el tema del “vecino ruidoso”, en este caso es común que algún otro vecino exprese una opinión parecida a la nuestra; en el caso de que a otras personas no les sea molesto debemos conservar la calma y expresar nuestra opinión de la manera más cortés.
Siempre es sencillo el encontrar los defectos, o notar las cosas que nos molestan, en los vecinos pero tenemos que considerar que nosotros también podemos tener características que molesten a ellos y por eso debemos ser comprensivos