Las ventajas y desventajas son extremadamente relativas de acuerdo a las preferencias o situaciones particulares de cada persona, y sumado a esto se encuentra también el factor importante de que la dinámica de la relación dentro del matrimonio sea buena o mala.
En algunos casos, entre las ventajas se pueden encontrar el de la salud. Generalmente ambas personas se cuidan entre si, si el otro está enfermo, se alimentan mejor, se acompañan más como amigos en el caso de que alguno tenga algún problema en el trabajo y necesite hablar sobre ello, ese desahogo ayuda a aliviar el estrés, buscar otra perspectiva y por ende se pueden evitar repercusiones psicosomáticas.
Por supuesto, lo anterior puede no ocurrir si es que la dinámica de pareja no es muy buena o si ninguno, se preocupa y ocupa de la salud y buena alimentación de ambos. En los casos en que el matrimonio no esté funcionando muy bien, puede haber incluso ingesta de alcohol mayor a la aceptable o consumo de comidas no muy saludables, debido a la necesidad de compensar emocionalmente aquella u otra situación.
También otra ventaja es que los gastos y cuidados de la casa son compartidos, lo que alivia bastante la preocupación de mantener uno solo un hogar. Es posible llevar una mejor economía administrativa si ambos participan concienzudamente en el día a día de los gastos. Incluso, en muchos países, existen ventajas impositivas para las parejas casadas que presenten juntas su declaración de impuestos.
Una desventaja en el ámbito financiero es que los gastos pueden ser tales, desde las cuestiones pertinentes a la compra y mantención de una casa y los gastos de los niños en caso de que los tengan, que no dejen un margen de ahorro para la eventual jubilación, en comparación a las personas que viven solas quienes generalmente no se encuentran con estos gastos.