Cómo manejar a tu niño cuando le da una pataleta

Los niños tardan poco tiempo en desarrollar comportamientos con los que consiguen manipular a sus padres a su antojo. Un niño enojado o encaprichado puede ser un partido difícil si no sabes cómo enfrentarlo. Es que los niños tienen momentos en los que parecen saber de antemano qué intentarás para hacerles callar, y aunque muchas veces lo que buscan es exactamente que tú reacciones ante su último recurso generando culpas o remordimiento, debes enseñarle que no todo sucede tal como él querría; aprovecha para hacerle conocer límites.

Además, no olvides que está formando su personalidad y si tiene rabietas cada vez que algo le perturba o no le gusta, el desarrollar luego aptitudes para tolerar la frustración se hará un camino cuesta arriba. Hay pataletas que son oportunidades de plantarse frente a tu hijo y bajarlo a la realidad. Educar no es sinónimo de permitirlo todo.

La forma más sencilla de enfrentar una pataleta es considerarlas algo absolutamente irrelevante cuando conocemos la causa, lo cual equivale a decir, la mayoría de las veces. El llanto del niño, en un momento de la vida en que todavía no maneja el lenguaje verbal o está comenzando a hablar, puede expresar desde dolor hasta angustia o enojo, pero cuando su pataleta tenga que ver con caprichos o malas reacciones, debes hacer de cuenta que todo sigue igual que en el instante previo a que ésta se desatara.

Como venimos diciendo, el mal ánimo del niño no tiene que ver siempre con lo mismo, por lo que debes desterrar la intención de adivinar cuál es el antídoto para calmarlo cuando estalla su furia. Las rabietas no deben ser sancionadas ni amainadas con castigos y premios. Estás educando a un niño, no domesticando una mascota. Castigándolo o entregando premios sólo generarás en él una imagen mental y demostrándole que cuando ya no sabe cómo obtener algo, una pataleta podría conseguirlo.

Mantener la mente fría en estos casos es lo principal. Los padres, especialmente los primerizos, se alarman enseguida, especialmente si se encuentran en lugares públicos, que es donde “casualmente” suelen ocurrir estos episodios corren para controlar el ataque de su hijo y se esfuerzan por apaciguarlo. No será el primer ni el último, pero aprende a domarlos sin perder la cabeza.

 

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Categorias: Ser Padres
Ultima modificación: 08/05/2012