En estos tiempos donde la credibilidad de los políticos está bajo mínimos ser tomado por el presidente de España puede no ser tan afable como antaño. Y todo puede pasar así, de repente. Muy deprisa, sin tener idea de qué día es hoy ni de cuál era el color de tu partido. Así que quizás lo mejor sea aparentar y actuar como un presidente. Tu misión consistirá en resultar creíble a tu pueblo, el cual estará a tus pies a partir de ya. Te explicamos cómo.
Cuida la imagen y aparenta elegancia y cercanía. Despéinate lo justo y aflójate el nudo de la corbata un poco, que parezca que acabas de llegar.
Realiza el paso anterior justo antes de entrar en la sala de prensa. Entra con decisión. La estará a rebosar de personajes con cámaras y micros que hacen preguntas, pero tú permanece impasible.
En el momento de declarar, háblales de lo bonito que te parece seguir con el legado de la democracia e instaurar tus primeros impuestos. Usa metáforas otoñales para las preguntas de bolsa y, en las cuestiones más comprometidas desvía la atención hacia cosas positivas y logros del pasado. Es una expresión multifunción e indica claramente que acabas de aterrizar.
Enseguida te ganarás la confianza de todos si te muestras campechano con los militantes que estén presentes. Trátales de tu, añade una pequeña palmadita y pregunta por los hijos. Lo has visto en las películas, no puede ser tan difícil. Ordena a quienes tengas alrededor como si fueras el presidente y mantén una sonrisa electoral. No olvides que eres un político y los votos cuentan. Cuando todo acabe sal hacia el coche oficial y no dejes de sentirte magnánimo ¡La calle es tuya!