Como cristianos estamos exhortados a orar por nuestros líderes. Es un mandamiento que se presenta sin ninguna atadura política — de derecha, de izquierda, demócratas, republicanos, etc., nada de eso tiene que ver con nuestra necesidad de elevar una plegaria por nuestro Presidente. Y conforme se realiza esa plegaria hay que tener en cuenta algunos conceptos bíblicos.
Pablo, en su primera carta a su discípulo Timoteo, dice esto:
“Exhorto, pues, ante todo que se hagan plegarias, oraciones, peticiones y acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad.” (1 Timoteo 2:1-4).
Hay que darse cuenta como Pablo estaba entrenando a Timoteo para convertirse en ministro, esta es la primera exhortación que le dio a su joven estudiante, antes que nada. Hay que guiarse con ella para poder orar hoy.
Debemos ofrecer una súplica. Ofrecer una súplica es básicamente el acto de rogar humildemente a Dios.
Debemos interceder. Como cristianos tenemos la increíble oportunidad de ofrecer peticiones a Dios a favor de alguien que no puede orar por sí mismo. Podemos orar por los creyentes y por los no creyentes al igual. Podemos pedirle a Dios que proteja nuestros líderes y que les dé la sabiduría que únicamente proviene de Dios. Nuestras plegarias intrascendentes son quizás lo más valioso que podemos hacer por nuestro Presidente.
Hay que dar gracias Podemos agradecerle a Dios por las cosas que nuestro Presidente ha hecho para protegernos, a nosotros y a nuestro país. Orar para que nuestro Presidente conozca la verdad, la verdad de la salvación.
Hay que pedir por la paz, la devoción y la honestidad.
Hay que pedir por el conocimiento de la verdad. Orar porque él y su familia tengan amor por el Señor y que esto afecte directamente nuestras vidas.