Un conjunto de procedimientos teóricos adecuados que incluya bibliografía y cómo fomentar el diálogo y pensamiento crítico al aplicar lo aprendido, contribuyen a organizar un seminario con éxito. Organizar un seminario con metodología participativa supone plantearse los objetivos a los que se atribuirá la exposición y delimitar los contenidos.
Según el número de participantes y el lugar físico para las clases, se pensarán las formas de trabajo que deben incluir exposición y encuadre teórico por parte del profesor y lectura y análisis de textos por parte de los alumnos. Las reuniones tendrán como objeto investigar y aplicar conceptos a un campo de estudio, por lo que al organizar un seminario es importante establecer un cronograma con la duración, días y horarios de clases. El hecho de que haya participación fluida depende de la cantidad de inscritos. Los grupos hacen que todo el mundo pueda participar el proceso de aprendizaje y evaluar cada una en particular.
Con un grupo grande hay que manejar conflictos que puedan surgir desde las opiniones, permitiendo intervenir con respeto hacia el otro. Proponer la discusión de textos que se indiquen para aclarar conceptos debe ser una práctica continua. Si el seminario dura varios meses se pueden hacer evaluaciones continuas según la participación. En la primera reunión tenemos que dejar claros los objetivos que nos proponemos para abrir el debate hacia los participantes. Debemos coordinar y ejecutar con autoridad. Tenemos que organizar juegos en los que todos intervengan, así como rotar las ubicaciones establecidas que puede generar cambios en el comportamiento y ponerse en el lugar del otro.
El plan de estudio es el soporte para organizar un seminario con metodología participativa. Hay que considerar sobre la marcha el aporte individual y grupal así como la interrelación que se genere porque en el transcurso de las reuniones podríamos tener que hacer cambios si comprobamos que los participantes están pasivos y solo escuchan.