Para que el proceso de enseñanza-aprendizaje se lleve a cabo correctamente, es necesario mantenerse en un ambiente agradable, en donde los estudiantes se sientan aceptados y participativos. Esto promoverá el orden y el trabajo, y de muchas maneras facilitará la labor del docente, que es el responsable principal de crear este ambiente de trabajo.
Al comenzar la relación entre profesor y estudiantes se deben establecer reglas claras, en donde se le explique a cada uno las reglas de trabajo, conducta y comportamiento, para que así sepan qué es lo que el profesor espera de ellos. Para hacer este momento más agradable se recomienda pedir a los alumnos que entre todos elaboren un listado de las conductas permitidas y las no permitidas, una vez que este listado es aprobado por el profesor se elabora un cartel llamativo, que es colocado en un sitio visible dentro del aula; así se familiarizaran día con día con las reglas que los alumnos mismos establecieron.
Una vez que el curso haya comenzado, el dialogo es indispensable durante todo el transcurso de éste, dejando en claro la importancia del orden en el momento de trabajar, así como la autoridad que tiene el profesor, pero siempre fomentando una comunicación continua entre profesor, alumnos y compañeros.
Finalmente se debe poner atención especial en fomentar valores sociales y personales, ya que el alumno convivirá varias horas al día, diariamente, con las mismas personas. Esta convivencia debe ser armoniosa y agradable, evitando y corrigiendo comportamientos agresivos, así como lenguaje altisonante.