Existen muchas evidencias que aseguran que los pueblos de la antigua Mesoamérica, como los Mayas y los Aztecas, sabían escribir y leer, esto lo hacían a través de una gran variedad de medios como en vasijas pintadas, huesos tallados, monumentales esculturas de piedra y madera, en donde no solamente se destacaban las inscripciones, sino también eran acompañadas de imágenes que representaban diferentes episodios de su cultura.
Lo que hoy en día conocemos como códices, ayudan a descifrar sus adelantos y el estudio de las religiones indígenas en aquel momento, es la prueba de sus adelantos científicos y culturales, desafortunadamente solamente sobreviven cuatro códices de los cientos que en aquel momento los sabios y sacerdotes escribieron.
Se destaca en algunas publicaciones del periodo prehispánico que los códices mayas eran deficientes y no se comparaban ni de lejos a las obras de Sahagún, sin embargo todos estos códices encontrados fueron quemados ya que se creía eran satánicos por la gran cantidad de profecías que ahí contenían, así como un gran numero de mitos.
Uno de los pocos códices sobrevivientes describe a la perfección el nombre de 14 Dioses jóvenes que resultaron ser los nombres de españoles que arribaron a tierras mayas durante la conquista de México. No todos los Mayas tenían acceso a la educación, era una actividad que solamente la elite podía llevar acabo, así como los hijos de reyes, sacerdotes, sabios y grandes arquitectos, quienes plasmaron su conocimiento en su propia lengua, con escritura propia y bajo sus propias reglas.