El término bárbaro se utilizaba en la antigua Grecia para referirse a toda persona extranjera que no hablaba griego y, que por tanto su lengua, sonaba a oídos griegos como un balbuceo incomprensible. Sin embargo, más adelante se adoptó el término para referirse a un estado cultural de las personas comprendido entre el salvajismo y la civilización.
Los romanos también utilizaron el término bárbaro para referirse a los pueblos que realizaron las incursiones en sus territorios y a los habitantes que vivían en las zonas fronterizas de sus dominios. De esta forma, los romanos clasificaron a los bárbaros en tres categorías o grupos:
– Los bárbaros de raza amarilla (avaros y hunos)
– Los bárbaros de raza eslava (vendos y sarmatas)
– Los bárbaros de raza no eslava (galos, íberos, germanos, francos y visigodos)
Este término también ha sido utilizado por otros pueblos, no solo por parte de griegos y romanos. Los pueblos que habitaban el norte de África también fueron denominados bárbaros. Esta palaba fue usada por los árabes para referirse a los pueblos de habla bereber que comprende la zona desde Egipto hasta Marruecos.
Otro pueblo que utilizó esta terminología para referirse como extranjero o persona que balbucea fue utilizada por los aztecas. Nótese que los aztecas están fuera de Europa y no tenían relación posible alguna con romanos ni griegos. Los aztecas utilizaron el término populuca a varios pueblos diferentes y sin relación alguna entre ellos ya que no hablaban el náhuatl y eran considerados como inferiores al pueblo azteca.